La última vez que escribí lo hice dentro de un cuaderno albanés de carátula cosida con colores radiantes. Fue anoche, como casi todas las noches, para responderme a mí mismo tres simples líneas por cada pregunta:
- Cuáles fueron los sucesos positivos más memorables que me sucedieron ayer, que pudieran o no dejar huella más allá del papel.
- Cómo pudiera haber recorrido ese día de forma más efectiva.
- Qué planes tendría para la jornada siguiente; comenzando por publicar esta nota, bajo la etiqueta autoestereoscópicas.
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