Empleando técnicas de principios de la tercera década gregoriana del siglo XXI, esbozo píxeles con sentido a partir de palabras carentes de él. Buscando apoyo en lo visual como complemento de lo escrito.
Me sujeto a una rama de algoritmos no del todo comprensibles. Destellos intangibles. Como el relámpago neuronal que alumbra nuestro órgano de pensar.
Vale más que 1000 caracteres una imagen generada a través de senderos tan artificiales como nuestro espacio mental.
Idear. Ilustrar. Contemplar. Volver a quedar confundido, como al principio del texto.
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