Estás lo necesariamente quieto como para que las diferentes instancias de ti mismo -desde que comenzaste la actividad de meditación hasta ese momento futuro en que la terminas- puedan agruparse en falso presente.
Al mismísimo estilo de Bose y Einstein con las materiales espaciales.
Sólo que esta vez es el tiempo, que colapsa en uno mismo con la serenidad de que no va a existir este momento.
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