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De hecho, creo que no he nacido para nada, no entiendo qué debo hacer ni qué hago aquí, sea cual fuese la índole o menester, ningún deseo o interés viene nunca en mi ayuda; me levanto porque es la hora, y los fines de semana duermo y duermo porque no sé qué otra cosa hacer: sólo me pongo boca arriba si me canso de estar de costado, o me levanto a orinar si tengo muchas ganas, y luego me siento en el borde de la cama; y como no tengo ganas de nada más y sentado no estoy tan cómodo como acostado, pues me acuesto otra vez. Eso es así. Hasta cuando estoy tomándome un café con mis compañeros del trabajo, lo estoy haciendo porque todos lo hacen, para estar con ellos. Nunca me tomo un café, simulo que me tomo un café. Simulo que hablo con ellos. Hasta creo que simulo que vivo, en ocasiones o a veces, no sé.

Por cierto, los mataremos a todos. La era de ustedes ha pasado.