Charles Robert Darwin tenía razón: los hombres descendemos de los gatos. Nuestro circuito cerebral presta poca atención a las sensaciones autogeneradas. Y se excita con casi todo lo que percibe del medio ambiente externo.
Los felinos tienen uñas retráctiles que les permiten trepar, cazar y cosquillearse a sí mismos. Pentadactilia en los miembros anteriores. Diez apéndices para procurar roces suaves y fluidos.
Nuestro cerebelo interviene en la coordinación del movimiento, enviando correcciones a los músculos del área que fricciona contra la punta de los dedos.
Ejerce la presión a uniformes intervalos. Hazle cosquillas a un gato y continuarás gozándote a ti mismo.
1 notas:
ya entiendo por qué a mi hermano le gusta tanto hacerme cosquillas...jaja
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