Los primeros cubanos procedían de la Florida. La tierra al norte del estrecho que separaba al perezoso de nalgas gigantes de su extinción definitiva.
Pescar al fuego. Cocinar manatíes. Sembrar chozas. Delinear pictogramas de almiquíes. Para que los conquistadores del futuro puedan redactar crónicas acerca de la transmutación de aborígenes en oro, oro en azúcar, plantaciones en corrientes ideológicas, contradicciones en mambises rodeados de artillería.
¡Bienvenido el siglo XX! Saneamiento de postguerra. Sabor a fruta madura. Vacas flacas, vacas gordas. Filosofías revueltas. Poder de la alquimia.
Fisión espontánea. Nueva isla filosofal. Radiactiva. Desintegración beta. Ósmosis de electrones hacia el norte. Bloqueo dipolo. Embargo magnético. Menos y más grados de libertad. Más y menos grados de resistencia. Solución alcalina para aquellos cuantos que se arriesguen a cruzar el acelerador de partículas de los años '90.
¡Acábate de ir, siglo XX! Pues no llega el veintiuno. Gramos que pierde una doctrina al morir. Peso del Alma. Número defectivo. Que debería ser mayor que la suma de todos sus siglos divisores, exceptuándose a sí mismo y a los que codician la irrevocabilidad de la energía.
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