La función de un buen software es hacer que lo complejo aparente ser simple.
Para que los usuarios se adapten a él lo suficientemente rápido. Y pueda llegar el punto en que con sólo mover el ratón se accione la tecla que active el quinto elemento del menú que corresponde a la búsqueda en profundidad del árbol Y-O asociado a la jerarquía de nodos doblemente enlazados, cuyos atributos se encuentran temporalmente almacenados en bloques de memoria de 24Kb, esperando por la dichosa interrupción que se digne a atender la solicitud durante el par de microsegundos tan esperados.
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