Uno de los instantes que más he esperado durante este año ocurrió el pasado fin de semana, cuando tuve la oportunidad de votar por una de las tantas ideas disponibles para hacer de éste un planeta mejor.
El Proyecto 10100, convocado por Google, constituye una de las tantas iniciativas que revela las dinámicas asertivas que giran en torno a la juventud de dicha empresa.
Mi elección, sin mucho rodeo, pasó a ser la primera que listo entre las finalistas:
- Mejorar la educación en materia científica y de ingeniería.
- Fomentar la innovación en el transporte público.
- Poner contenido educativo a disposición de los usuarios en Internet de forma gratuita.
- Crear un servicio de noticias enviadas por el usuario en tiempo real.
- Crear programas de eliminación de minas terrestres más eficientes.
- Crear mejores herramientas de banca para todos.
- Recopilar y organizar datos urbanos de todo el mundo.
- Trabajar para obtener políticas fiscales con conciencia social.
- Fomentar una imagen positiva de los ingenieros y los científicos en los medios de comunicación.
- Aumentar la transparencia del gobierno.
- Ofrecer una educación de calidad a los estudiantes africanos.
- Favorecer que los emprendedores sociales impulsen el cambio.
- Crear un sistema de seguimiento de catástrofes medioambientales en tiempo real.
- Crear un sistema de notificación de problemas reales.
- Promover el análisis de datos y el control sanitarios.
- Crear un sistema de alerta y control de genocidios.
Dieciséis de un total de 154 000 ideas presentadas durante el período de libre remisión que tuvo lugar a finales del año pasado.
Las cinco ideas más votadas recibirán una financiación de 10 millones de dólares. Suficientes monedas para impulsar el desarrollo de sus objetivos.
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