Refugiado en el olor de los fragmentos, se desliza hacia la página siguiente de su libro de historia. Del otro lado del papel relee citas y textos. Luego llora de emoción, allá lejos en su cuarto.
En la noche cierra el libro, pues al otro día habrá una mañana sin sudor, cicatrices, ni detalles.
Y en el parque los héroes, incrustados en la loza con sus túnicas de mármol.
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