"Enseñar a los niños a usar Windows es como enseñarlos a fumar tabaco". Así lo afirmó Richard Stallman, creador de las licencias GNU y promotor del software libre, quien ha sido nuevamente tildado por muchos de fanático por pronunciar dichas palabras.
Aunque este es el tipo de citas que se difunde con gran velocidad en el ciberespacio, vale la pena llegar a la raíz para conocer hasta qué punto son ciertas las críticas. Con eso creo haberme topado al descubrir el artículo original, publicado hace unos pocos días en el Boston Review, donde me asombré al descubrir que la cita sobre el "tabaco" giraba en torno a unas palabras de Bill Gates, y no era más que un pequeño ladrillo dentro de un extenso artículo sobre el proyecto OLPC, del cual reproduzco el polémico fragmento:
Teaching children to use Windows is like teaching them to smoke tobacco—in a world where only one company sells tobacco. Like any addictive drug, it inculcates a harmful dependency. (Bill Gates made this comparison in a 1998 issue of Fortune Magazine.) No wonder Microsoft offers the first dose to children at a low price. Microsoft aims to teach poor children this dependency so they can smoke Windows for their whole lives. I don’t think governments or schools should support that aim.
Adentrándonos en el artículo comprendemos por qué Stallman abandonó, junto a muchos otros entusiastas, el deseo de seguir apoyando las OLPC, que tanta controversia han generado por sí solas desde sus comienzos. El soporte de Microsoft Corporation logrado por Negroponte en diciembre del 2007 -al decidir que las futuras portátiles se rediseñarían para incorporar Microsoft Windows- terminó de encender la mecha. A partir de entonces, las cuatro ventajas del software libre: libertad de uso, de análisis, de modificación y redistribución se verían seriamente comprometidas. Por consiguiente, la corrección de vulnerabilidades, la detección de backdoors y la incorporación de mejoras dependerían del ritmo de trabajo y de las decisiones tomadas por una productora de software que tantos problemas ha tenido con la actualización, estabilidad y seguridad de sus productos. Eso sin sumarle, por supuesto, los históricos asuntos legales derivados de sus intentos -y logros- de monopolización del mercado de software.
Personalmente, recomendaría a cualquier persona utilizar el sistema operativo o el programa que más le convenga según sus necesidades, ya sea libre o privativo. Respecto a las OLPC y los estudiantes, sin embargo, lo más correcto sería mostrarles la amplia gama de posibilidades que tienen a su alrededor, educarlos para que lleguen a tomar sus propias decisiones y sepan aprovechar las ventajas de cada "estilo" de desarrollo de software.
A Richard Matthew Stallman, mis respetos por mantener una firme posición durante tantos años y mis agradecimientos, por haber comunicado a los usuarios y desarrolladores del mundo que existen posibilidades más allá de las que impone el mercado.
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